lunes, 3 de junio de 2019

Habla bien, habla'n andalûh (parte tercera)



Las características del andaluz son múltiples, a varios niveles:

  • Fonéticas y fonológicas
    • Seseo/ceceo: la s y la z son equivalentes en la pronunciación, aunque con sonidos intermedios. Normalmente, en las capitales se sesea y en el mundo rural se cecea, de ahí que lo primero esté más aceptado. No obstante, en los escritos de Arias Montano o de Mateo Alemán se habla del ceceo como signo de distinción y sabiduría, como algo antiguo que tenía solera y se debía respetar. De las cuatro sibilantes medievales (ç, z, s, ss), pasamos a tener estos dos sonidos en castellano, a partir de los siglos XV-XVI. Sin embargo, el andaluz mantiene la pronunciación de las cuatro sibilantes, a pesar de no haber tenido grafía para expresarlas. En el caso de la s, frente a la pronunciación coronal plana castellana, nos encontramos con diferentes pronunciaciones en andaluz. En el caso de Sevilla tenemos la predorsal convexa, donde se coloca la punta de la lengua tras los incisivos inferiores y la lengua convexa.
    • Aspiración de s y j: es muy característica la pérdida de la s implosiva al final de la palabra. En Andalucía oriental se compensa con mayor apertura vocal, y en la oriental con una aspiración al final de la sílaba. Este fenómeno ya se daba en contextos vulgares en el siglo VII. Por otra parte, la j tiene poca fricación, asimilándose al sonido de la g, con apertura en la postdorsal de la lengua. A su vez, la h se aspira, sonando casi a j.
    • Pronunciación fricativa de ch: suena a sh, aunque no tiene buena aceptación en entornos cultos.
    • Troque de r/l implosivas: también trueque de n por l. Tiene su precedente en el dialecto mozárabe, recogido en textos del siglo XII-XIII, y XV-XVI. Así, decimos borsa y no bolsa, canne y no carne, esparda y no espalda, o salí en vez de salir, donde la r final directamente desaparece.
    • Yeísmo: el sonido de la ll no se da en el andaluz. Esto ocurre en más lugares, pero es en Andalucía donde se viene practicando desde más antiguo, desde los siglos XVI-XVII. Como curiosidad, sucede que en la orilla derecha del Guadalquivir este fenómeno se da menos que en la izquierda.

  • Vulgarismos (se dan en más sitios de España, realmente, pero se asocian al andaluz)
      • Pérdida de b/g/d intervocálica: enreo, aguaó, abogao, aua, enaua, auela, ...
      • Pérdida de consonantes implosivas: reló, libertá, corretto, nara(n)ha, ...
      • Apócopes: pa, mú, cá, quié, ...
    • Morfosintaxis: grandes divergencias entre la lengua escrita, literaria y oficial, y las manifestaciones orales. Estas muestran variedades regionales y locales, y a su vez, grandes particularidades coloquiales, sobre todo en los sustratos sociales más bajos
      •  Redundancia sintáctica: voy a ayudarlas a ellas.
      • Uso abundante del pronombre sujeto: puede estar antepuesto o pospuesto, por ejemplo, tú dices/dices tú.
      • Ustedes: en vez de vosotros, y seguido de se. Por ejemplo, se vais, sentarse, se podéis ir, ustedes sabéis, ... Esto se da especialmente en Sevilla.
      • Ausencia de vicios de dicción: no hay loísmo, leísmo ni laísmo.
      • Economía y redundancia, en equilibrio
      • Afirmaciones y preguntas como forma de negación, o de mayor expresividad. Barroquismo: no ni ná, ¿po no me va a gustar?, ¿se puede ser más guapa?, ... 
    • Léxico: oficialmente, se considera que no hay un vocabulario propia y exclusivamente andaluz. Como mucho se reconocen aportaciones de otras lenguas. Por ejemplo, americanismos, que ya aparecen en documentos sevillanos de los siglo XV-XVI
      • Arabismos: se dan en toda la lengua española, aunque algunos son exclusivos de Andalucía, como alcaucil o aljofifa. Otras palabras son tarifa, aduana, tarima, almohada, azotea, tabique, acequia, aceituna, zanja, ...
      • Gitanismos: más restringidos a Andalucía. Camelo, curro, chaval, chalao, chungo, chanelar, gachí/ó, jamar, parné, menda, diñar, pinré, ...


    En general, en las lenguas se tiende a una norma culta, pero el problema de esta es que es clasista, sexista y racista. En determinadas zonas hay homogeneidad de habla entre clases, lo que ayuda a dar legitimidad a aquéllas. Y en este país se está despertando una conciencia social al respecto, porque por lo que venimos viendo, no podemos desdeñar la idea de que hay dos formas de hablar español. Si el habla andaluza no es minoritaria, y de hecho conocemos su contexto histórico, ¿a cuento de qué tenemos que sentirnos inferiores por rasgos lingüísticos propios? Es tan grande el peso de este clasismo y racismo, que a pesar del orgullo de nuestra lengua, nos tomamos como un cumplido que nos digan que no tenemos acento (cosa que, por otro lado, es imposible), que crean que esto viene del hecho de haber estudiado una carrera, o que aceptemos de buen grado vicios de dicción sólo porque vienen de la capital. Esto, amigues, es colonialismo lingüístico, y el andaluz es resistencia.

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    Webgrafía/Bibliografía

    -Definición de dialecto en definicion.org
    -Apuntes sobre el idioma tartésico en Wikipedia
    -Apuntes sobre toponimia en rodas5.us.es
    -Sobre el Diálogo de la lengua
    -Gutiérrez Araus, Mª.L. et al (2007): Introducción a la lengua española, Madrid, Editorial universitaria Ramón Areces
    -Vaz de Soto, J.Mª. (1981): Defensa del habla andaluza, Sevilla, Edisur y Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía
    -Carbonero, P. (1982): El habla de Sevilla, Sevilla, Servicio de Publicaciones del Ayuntamiento de Sevilla

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